En la introducción de Dioses y héroes de la antigua Grecia, de Robert Graves, p. 6
La educación escolar romana se extendió por toda Europa y finalmente llegó a América, procedente de Inglaterra, sin haber cambiado casi nada. Toda persona educada tenía que conocer los mitos griegos tan bien como la Biblia, aunque sólo fuera porque el mapa griego del cielo nocturno, todavía utlizado por los astrónomos, era como un libro de mitos ilustrado.
Y más:
Estos mitos no son solemnes, como las historias bíblicas. La idea de que sólo podía existir un Dios y ninguna diosa no gustaba a los griegos, raza de mucho talento, combativa y con gran sentido del humor. Veían los cielos como un lugar gobernado por una familia divina, como cualquier otra familia rica de la tierra, sólo que sus miembros eran inmortales y todopoderosos. Los griegos solían burlarse de ellos, al tiempo que les ofrecían sacrificios.
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