18 de febrero de 2011

Laberinto y ovillo

Teseo ató un extremo de la cuerda a la entrada y se introdujo en el laberinto, deshaciendo el ovillo a medida que avanzaba, y olvidándose de todo salvo del Minotauro.


Teseo avanzó a tientas en la oscuridad. Era cierto: sin la cuerda, enseguida se hubiera perdido en el laberinto de intrincados pasadizos.

Teseo y el Minotauro (Mitos. Ed. SM), Geraldine McCaughrean y Tony Ross.

1 comentario:

Silvia dijo...

Qué pasada, está precioso ese laberinto.