Los gandulupinos, de David Melling. Es una historia cómica, sobre un grupo de lobos chalados a los que vuelve más locos la luna llena. Los demás animales del bosque deciden dejarles de lado en sus reuniones por los malos modales que tienen. Entonces los lobos se lo toman muy a pecho, y a su manera intentan adquirir los modales del resto, observándoles. Sin embargo, no siempre los buenos modales son los mejores para comportarse en sociedad. A veces es mejor ser uno mismo, siempre y cuando no se perjudique a los demás ni se sea soez o brusco con los otros. Nos ha gustado este libro.
Otros libros que leímos, pero que ya no nos gustaron tanto:
Los oficios de Juan, de Antonio Rubio y Rebeca Luciani (il.). Si se deja uno llevar por la imaginación, las actividades cotidianas son una fuente imparable de ideas y aventuras, sobre todo en la vida de un niño, que aún no tiene demasiadas trabas mentales. Pero aunque la idea es buena, el libro se hace demasiado largo y pierde fuelle a la mitad. Demasiados hechos cotidianos transformados en fantasías cansan. Despertar, desayuno, juego en el cole, recogida del padre, merienda, cena, etc. Con cinco o a sí hubiera bastado. ¿Nos ha gustado? Para leer una vez o dos, sí.
Misterio en el jardín, de Lawrence Schimel y Sara Rojo Pérez (il.). Este es un libro que por el título y las ilustraciones prometía, pero que cuenta una historia que no se sostiene en su resolución. Lástima.
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