Días de verano

La semana pasada supuso por fin la inflexión hacia el verano. Siempre es igual (siempre desde hace un par de años, entiéndase). Terminan las actividades 'extraescolares' (música e inglés) y celebramos los cumpleaños de I (nuestra amiga de 7) y J (que ya tiene 8).

Las salidas al parque son más frecuentes ahora. Esta semana pasada hizo un calor horrible, sin pizca de viento, por suerte durante unos tres días. Ahora las temperaturas ya están como 10 grados más bajas y podemos respirar. Sin embargo los niños no lo han sufrido, apenas se han quejado y han dormido bien -dichosos ellos.

Pudimos acercarnos un día a la biblioteca, a hacer el recambio semanal de libros. Ya conté lo que estamos leyendo estos días. Mis lecturas personales se han centrado este verano en Wilkie Collins y en la serie de Ana de las Tejas Verdes, aunque se me cuelan otros libros, como uno de Louise Penny y otro que es El descubrimiento de las brujas.

Hemos continuado haciendo mates y algo de historia, pero ahora hay mucho más tiempo para juegos y proyectos, si es que surgiese alguno. De momento, jugar con el coche de policía y la comisaría de policía de Playmobil, regalo de cumpleaños para J.

Visitamos el interior de un templo egipcio que tenemos en Madrid, producto del expolio regalo de una nación a otra. Es fascinante el ver esos relieves egipcios auténticos y estar en el interior de unas pequeñas capillas mal ventiladas e iluminadas, imaginando por un momento cómo serían los cultos que se rendían. Nota para futuras visitas: como a Egipto, no hay que ir en verano.

Para terminar, una película: Mi familia y otros animales (2005), junto, por supuesto, la trilogía de Corfú, de Gerald Durrell, para los que no lo hayan leído aún. Es una lectura tan de verano, por la evocación de los paisajes griegos, el calor, los bichos, los baños en el mar y los impagables personajes que circularon por casa de los Durrell en aquellos años.