29 de junio de 2012

Libros que leemos estos días


Tantos libros...

Hace unos días decidí que, ya que estamos rodeados en casa por libros distintos a los puramente literarios o de narración, sería una pena no leerlos en voz alta a los niños -fundamentalmente a J. Él prefiere los que le cuentan una historia, pero en esta semana le he ido leyendo otros y también se ha sentido interesado por la vida secreta de los pájaros, los romances tradicionales, la batalla de las Termópilas y algunos otros.

Por el ritmo que llevamos actualmente en casa, he descubierto que es mejor intentar leerle el máximo posible por la mañana, ya que las tardes se las lleva el nohacernada, los experimentos, los juegos, las salidas al parque.

Por supuesto no los leemos todos todos los días, sino que cada día nos ponemos con cuatro o cinco. Yo había pensado llegar hasta seis o siete, pero por el momento no lo he conseguido.
Estos son los libros que hemos leído y con los que seguiremos durante varias semanas más:

:: 115 anécdotas en la vida de los santos, Bernadette McCarver. Hemos alcanzado la letra m. Cada día un santo nos acompaña. Generalmente las anécdotas hacen referencia a la implicación en la educación de estos personajes.

:: Nuevo Testamento. Leeremos un capítulo cada vez.

:: Selección de canciones tradicionales, José Calles. Me gusta porque recoge romances, poemas y canciones tradicionales españoles.

:: Fábulas, Leonardo da Vinci. Llevamos leídos dos tercios del libro, que se compone de fábulas cortas, con moraleja. Aviso: los árboles suelen acabar mal en muchas de ellas.

:: El libro peligroso para los chicos, Gonn Igulden. Leemos salteadamente sobre las siete maravillas del mundo, la pesca o batallas famosas de la historia.

:: Los niños del agua, Charles Kingsley. Aún no lo hemos terminado, pero creo que nos faltan un par de capítulos. Es un libro ligeramente denso, pero de cuya lectura se disfruta. Aunque se puede descargar en internet, lo hemos comprado en papel, porque la traducción está revisada, hay algunas ilustraciones originales en blanco y negro, y notas a pie de página que aclaran algunos temas. Es un libro a descubrir.

:: La mitología contada a los niños, Fernán Caballero. Recomendado por Paloma, regresamos a los clásicos de nuestra cultura.

:: Enid Blyton es un clásico. Se podrá estar o no de acuerdo en cómo escribía, y en si puede resultar ofensiva su relectura con los ojos de ahora, por los tópicos o la forma de actuar y pensar. Pero yo la sigo considerando un clásico y quiero acercarla a J para que decida si la sigue leyendo o no. Con su edad, casi 8, hemos comenzado con Los Siete Secretos (yo no los leí, me quedé únicamente con Los Cinco), y J ha decidido ya que quiere hacer un club secreto, y está buscando gente y un lugar secreto para reunirse.

:: Planilandia, una novela de muchas dimensiones, Edwin Abbott Abbott. Recuerdo haber visto a mis hermanos leerlo hace unos años. ¿Será adecuada para niños? El primer capítulo sí. Ha hecho ver a J cómo una moneda u otro objeto plano se ve en Planilandia, como una línea recta. Estamos deseando leer el segundo episodio para conocer más de este país tan peculiar.

:: Seguimos con Hillyer, leyendo un capítulo cada semana.

:: Arte para niños, Gabriel Martín Roig. Donde cada capítulo se dedica a una época pictórica. Muy ameno y con muchos datos curiosos. El otro día aprendimos sobre la anamorfosis.

:: 2000 años bajo el mar: un arqueólogo submarino en Egipto, Franck Goddio. Elección de J, que quiere ser arqueólogo de mayor.

25 de junio de 2012

Slow summer


Parece ser que el verano es una época para enlentecer y disfrutar del calor, los cambios de residencia (si se hacen) y la ausencia de obligaciones escolares. Personalmente las diferencias que suelo encontrar en verano es que trabajo más días que durante el resto del año (por el tipo de trabajo que hago esto suele ser así desde hace tiempo) y que se duerme con la ventana abierta (intentando que los ligeros vientos del norte entren y refresquen las noches).


Aunque practicamos el homeschooling year-round al menos estos últimos dos años, también hay una pequeña diferencia de intensidad en ello. Enlentecemos el ritmo. Hay materias que se han terminado hasta septiembre y nos quedamos con un suave ronroneo académico a base de lecturas y matemáticas, casi a diario.


El parque cercano a casa nos cobija muchos días. J empezará un curso intensivo de natación en unos días. Ya dijimos hasta dentro de un par de meses a la música y el inglés. Sólo algunos restos de historia o de apreciación artística y musical nos acompañarán hasta mediados de julio.

Por lo demás, el verano es una época para helados, disfrutar en la cocina, jugar en casa y en la calle, nuevos proyectos, visitas a la familia, celebración de dos cumpleaños... Disfrutamos del cambio en la rutina de casi todo el año y tomamos fuerzas para el nuevo curso que comienza en septiembre.


Más o menos lo que hacen tantas familias en el hemisferio norte.

Repara tu trineo en el verano y tu carreta en el invierno. (Proverbio armenio).

20 de junio de 2012

Divertimento


Marvan ha traducido una lista de 50 cosas que los niños tienen que haber hecho antes de los 12. Nos quedan todavía 4 años para completarla.

En negrita lo que J, de casi 8, ha hecho ya.

1. Subir a un arbol 
2. Bajar rodando por una colina/ pendiente
3. Acampar en el campo
4. Construir una cabaña
5. Tirar piedras a la superficie del agua (hacer cabrillas)
6. Correr bajo la lluvia
7. Volar una cometa
8. Pescar un pez con una red
9. Comer una manzana directamente del arbol
10. Jugar conkers (juego tradicional)
11. Tirar nieve
12. Buscar un tesoro en la playa
13. Hacer un pastel de barro
14. Hacer un dique en un rio
15. Ir en trineo
16. Enterrar alguien en la arena
17. Hacer una carrera de caracoles
18. Hacer equilibrio sobre un árbol caido
19. Tirarse/balancearse con una cuerda
20. Hacer un tobogán de barro
21. Comer moras salvajes
22. Mirar dentro de un árbol
23. Visitar una isla
24. Sentirse como si estuviera volando con el viento
25. Hacer una trompeta con hierba
26. Buscar fósiles y huesos
27. Ver como sale el sol
28. Subir una montaña grande
29. Ponerse detrás de una cascada
30. Dar de comer a un pájaro en la mano
31. Buscar insectos/bichos
32. Encontrar huevos de rana
33. Coger una mariposa en una red
34. Buscar y seguir animales salvajes
35. Descubrir lo que hay en un charco
36. Llamar un búho
37. Buscar animales extrañas en un charco con piedras
38. Ver crecer una mariposa
39. Coger un cangrejo
40. Caminar por el bosque por la noche
41. Plantar algo, verlo crecer y comerlo
42. Nadar en un río
43. Hacer rafting
44. Hacer un fuego sin cerillas
45. Buscar tu camino con mapa y brújula
46. Hacer escalada libre
47. Cocinar sobre una hoguera
48. Hacer escalada con cuerdas
49. Hacer geocaching (Gymkhana Gps)
50. Ir en canoa por un río

15 de junio de 2012

La terrible simetría del tigre


Leí en un libro de Tom Hodgkinson (el del manifiesto de los padres perezosos) que él suele leer a sus hijos, a la hora del té (tan british él), un poema de William Blake, The Tyger.

Por curiosidad le eché un ojo en A media voz, y aquí está, traducido al español. ¿No es fantástica la fuerza de las palabras en el poema, que no se pierde en la traducción? ¿No es fascinante esa 'terrible simetría'?


Tigre, tigre, que te enciendes en luz
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?

¿En qué profundidades distantes,
en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó elevarse?
¿Qué mano osó tomar ese fuego?

¿Y qué hombro, y qué arte
pudo tejer la nervadura de tu corazón?
Y al comenzar los latidos de tu corazón,
¿qué mano terrible? ¿Qué terribles pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque?
¿Qué tremendas garras osaron
sus mortales terrores dominar?

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
y bañaron los cielos con sus lágrimas
¿sonrió al ver su obra?
¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?

Tigre, tigre, que te enciendes en luz,
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
osó idear tu terrible simetría?



Versión de Antonio Restrepo

14 de junio de 2012

Lo mejor para conseguir el gusto de una persona no es denigrar a sus autores favoritos, sino enseñarle a disfrutar con otros mejores.

C. S. Lewis

Para los 4 años


Hace unos días hablaba sobre los planes con la educación en casa con J para el curso que viene. Tenemos en casa también a una niña de casi cuatro (en otoño) de la que hablaré ahora, pero no porque considere que con ella hacemos educación en casa. Con su edad bastante tiene con conocer el mundo y asentarse en él, como para además tener que enseñarle de una manera formal.

Sin embargo, es cierto que también me gusta tener unos planes generales para no estresarme según avance el año. Sus planes, por cierto, ocupan dos páginas en un documento de word, mientras que los de J llenan algo más de nueve. Hay cierta diferencia.

El libro, y el blog, de Susan Lemons, me inspiraron mucho, pues se adaptan bien a la filosofía que he ido desarrollando estos años respecto a los niños por debajo de seis o siete años.

Con J intenté reproducir en cierta manera lo que hacen los niños en España en los coles a la edad de entre 3 y 5 años, enseñándole a leer y escribir, y mates básicas.

Visto el resultado, con V ni siquiera me lo planteo, de manera que mis objetivos o planes o esperanzas para este año son básicamente las mismas que para los 3 años: aquí y aquí.

Mi lema con ella es Jugar, Leer, Experimentar.

Más afianzar las rutinas cotidianas, establecer buenos hábitos (la vieja Charlotte Mason tiene mucho que hacer aquí, o más bien yo, leyéndola para saber hacerlo) y estar atenta al desarrollo de la niña, de manera que descubra cuándo está preparada o demandando el dar saltos en su educación.

12 de junio de 2012

No lo volvería a leer

Sentía hace años la curiosidad de leer La invención de Hugo Cabret (Brian Selznick), una novela gráfica que alterna pasajes escritos con otros dibujados en blanco y negro, que se ajustan entre ellos: hay partes de la novela que se explican mediante las historias que cuentan los dibujos.

Aproveché pues que tengo un hijo en su 'primera adolescencia' para sacar el libro y leérselo. Me parece una buena idea, porque el libro me ha decepcionado bastante y de ser por mí sola hubiese abandonado la lectura tras los primeros capítulos.

La idea de alternar texto y dibujos es buena, pero la historia es bastante aburrida, literariamente hablando: los personajes son planos y los niños hablan como si tuvieran cuarenta años; apenas se saca partido de las personalidades que podrían ser interesantes (el amigo de los niños, Etiènne, por ejemplo, o el inspector de la estación). También el libro es aburrido por su temática. Yo no encontré la pasión del autor al escribir, ni verdadero misterio en la historia de un niño que vive en una estación de tren en el París de los años 30.

Pero para gustos se hicieron los colores, y la opinión de J sobre este libro es que le gusta mucho, porque es una historia de misterio sin ser de miedo.

11 de junio de 2012

Es lunes; ¿qué leéis?

Nosotros leemos ahora:

Con J (de casi 8),

La invención de Hugo Cabret, Brian Selznick
Los niños del agua, Charles Kingsley
Fábulas, Leonardo da Vinci
Anécdotas de santos
Mitos de Memoria del fuego, Eduardo Galeano
Los mimpins, Roald Dahl

Con V (de 3),

La bola de cristal, hermanos Grimm
Cuentos, Beatrix Potter
Cuentos clásicos adaptados de un par de libros que teníamos por casa, sobre todo de princesas, claro, aunque también de la sirenita y los siete cabritillos

Los míos,

Sin nombre, Wilkie Collins
Mitten strings for God, Katrina Kenison
Ana de las Tejas Verdes, L. M. Montgomery
Los viajes de Gulliver, Jonathan Swift, de donde es la cita de abajo


En la escuela de arbitristas políticos pasé mal rato. Los profesores parecían, a mi juicio, haber perdido el suyo; era una escena que me pone triste siempre que la recuerdo. Aquellas pobres gentes presentaban planes para persuadir a los monarcas de que escogieran los favoritos en razón de su sabiduría, capacidad y virtud; enseñaran a los ministros a consultar el bien común; recompensaran el mérito, las grandes aptitudes y los servicios eminentes; instruyeran a los príncipes en el conocimiento de que su verdadero interés es aquel que se asienta sobre los mismos cimientos que el de su pueblo; escogieran para los empleos a las personas capacitadas para desempeñarlos; con otras extrañas imposibles quimeras que nunca pasaron por cabeza humana, y confirmaron mi vieja observación de que no hay cosa tan irracional y extravagante que no haya sido sostenida como verdad alguna vez por un filósofo. 
Pero, no obstante, he de hacer a aquella parte de la Academia la justicia de reconocer que no todos eran tan visionarios.

8 de junio de 2012

Educación neoclásica

Existen varias formas de interpretar lo que es una educación clásica. En este artículo me referiré en concreto a la que se conoce como neoclásica y que tuvo su origen en una ponencia de la traductora y escritora británica Dorothy L. Sayers*, expuesta en Oxford en 1947, y que se continúa con lo reflejado en el libro de Susan Wise Bauer y Jessie Wise, The Well-Trained Mind.

Si queréis leer este artículo completo, hoy en Homeschooling Spain.

4 de junio de 2012

Ciencia a veces incomprensible


Una cita de Los niños del agua, de Charles Kingsley. Leyéndola he pensado que mucha gente debe tener esta opinión de la ciencia. Así nos va.

Citaron a todos los médicos del condado  para dar un informe sobre el caso y, evidentemente, todos se contradijeron de forma rotunda entre ellos: si no, ¿qué utilidad hay en ser hombres de ciencia? Al final, la mayoría se puso de acuerdo en redactar un informe en lengua verdaderamente médica: la mitad en mal latín, la otra mitad en un griego todavía peor y el resto en lo que habría sido inglés, si hubieran aprendido a escribirlo. Empezaba así: 
"Las anastomosis subanhipaposupernales de diaceluritis peritómica en la región encefalodigital del distinguido individuo de cuyos fenómenos sintomáticos tuvimos el triste honor (subsecuentemente a una inspección diagnóstica preliminar) de hacer una inspección diagnóstica, presentando la diátesis interexclusivamente cuadrilateral y antinómica conocida como los folículos azules de Bumpsterhausen, nos dispusimos a..."
Sin embargo, la señora nunca supo qué se disponían a hacer, pues las largas palabras la asustaron tanto que salió corriendo y se encerró en su dormitorio por miedo a ser aplastada por aquellos términos y estrangulada por la conclusión.