25 de abril de 2012

Creación. Guerra de rosas.


Es imposible saber qué tema despertará el interés de un niño lo suficiente como para no sólo absorberlo mentalmente, sino también para que le inspire a dar un paso de creación y generar algo distinto e inesperado.

Esto le ocurrió a J el otro día. Si lo traigo a colación es porque el acto de creación espontánea surgió a partir de un tema que a priori no le interesaba lo más mínimo. Es más, se trataba de algo que le disgustaba, un tema de historia.

Mal que me pese, a J le interesa poco la historia, salvo algunas excepciones. El caso es que encuentra en una fase en que no le apetece demasiado estudiarla, y menos que nada hacer narración del tema leído. Bien, le propuse entonces, te leo el tema, no haces la narración ni las preguntas de revisión (que sólo hacemos a veces, como forma de aclarar un poco más el tema a través de las preguntas que plantea el libro de actividades), pero sigues haciendo los mapas, colorear algún dibujo si te apetece (esto no es obligatorio, que ya sé que colorear no es demasiado interesante muchas veces ni para muchas personas, entre las que me incluyo), y hacemos las actividades.

La actividad que elegí era muy sencilla: hacer dos estandartes, uno con una rosa roja y el otro con una blanca, por la guerra de las Dos Rosas.


A partir de ahí decidió que hacía los estandartes, pegando las rosas a unos palos de madera, pero que además iba a hacer una obra de teatro, para la que nos disfrazaríamos y haría unas "espadas-palillos de los dientes", una para cada uno. A todo esto, se hizo una lista con los seis o siete pasos que iba a seguir para elaborar todo el asunto, y luego me dictó el guión de su obra. Básicamente era que se encuentran los de la casa de Lancaster y los de la casa de York, luchan con sus espadas-palillo y no recuerdo quien gana.


La obra fue un éxito, aunque a la pequeña actriz de tres años no le gustó no poder hacer luego la suya (?) porque ya era hora de comer y no había tiempo para seguir con la actuación. Eso sí, se salió con la suya al ponerse un disfraz de princesa en lugar de otro más adecuado para un caballero luchador de la época, como quería el director de siete años.

3 comentarios:

Lamicro dijo...

¡Ánimo! ¡Que tienes a un pedazo de escritor en casa! Un besazo: Noe.

Silvia dijo...

Me ha traido una gran sonrisa al rostro y al corazon, esta entrada tuya.

Besitos a tu princesa guerrera, y a tu Joel.

s

Maria dijo...

Je, je, gracias, chicas. 1beso.