Tres años es una edad demasiado temprana para plantearse siquiera tener un curriculum. Lo mejor a estas edades sigue siendo que la niña se integre en la vida cotidiana, que aprenda a través de la acción y la imitación, y que se relacione con su entorno.
Sin embargo, como una (yo) es como es, además de lo cotidiano que ya nos rodea
trabajos domésticos
paseos
juego en el parque y en casa de amigas
biblioteca
oír música
jugar y jugar
estar delante cuando su hermano hace sus tareas de "cole"
este año también me he planteado tres cosas concretas con V:
.. leerle libros; no sólo Caperucita Roja, que está hiper-leído y mega-visto, sino otros como los cuentos de Perico el conejo, de Beatrix Potter y otros clásicos y modernos para prelectores. V es una niña que lo pregunta todo y resulta muuuy difícil seguir el hilo de la historia así; pero es su especial característica y me acomodo como puedo (lol)
.. centrarnos más en el arte y las manualidades. A mí personalmente me cuesta esto, porque no soy una persona de hacer este tipo de cosas. Como J, mi hijo mayor, tampoco lo es, aunque he intentado reconducirle por ese camino artístico, no lo he conseguido. Con V es distinto, porque a ella le sale espontáneamente desde pequeña el dibujar, recortar y esas cosas. Seguiremos -eclécticamente, por supuesto- dos libros:
... Young at Art, de Susan Striker, que da una serie de ideas para trabajar con niños, en las que lo que importa no es el resultado, que quede bonito, sino todo el proceso y la experimentación con los materiales y los colores
... un par de libros de educación Waldorf en casa. Los tengo desde hace unos años, y aunque los he leído y he sacado ideas, ya digo que con mi hijo mayor fue muy difícil conseguir aplicarlas y prácticamente los dejé de lado. Como es Waldorf, no sólo se pinta, también se lee, se cocina, se sale al campo, se celebra...
... meditación. Con las estupendas meditaciones para niños del libro de Mari Cruz, Rumbo a los sueños. Con J las probé una temporada y le gustaron bastante. Ahora que estoy leyendo algo de Waldorf me entra el gusanillo de probar de nuevo, para dar momentos de desconexión a los niños, y de centrarse en ellos mismos.
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