2 de junio de 2015
Educación y mundo líquido
Madalen publicó una entrada acerca del aprendizaje líquido. Resulta interesante esta visión de lo que ocurre en la sociedad occidental actual, para entender lo que está pasando a nuestro alrededor.
Encontré dos libros de Bauman acerca de la educación en el mundo líquido. Quería leer cosas sobre educación, a ver si aclaraban un poco mi mente, sumida en una especie de crisis acerca de qué enseñar y por qué hacerlo. Sobre la educación en un mundo líquido no lo terminé, porque los primeros capítulos resultaban interesantes, pero luego se metía demasiado en teorías más políticas y sociales que, la verdad, me interesaban bastante menos. El que sí terminé fue Los retos de la educación en la modernidad líquida (ejem).
Para abreviar, diré que los libros no me aclararon demasiado. Me hicieron ver el mundo de la forma en que lo ve Bauman: modo de vida actual, sociedad de consumidores, cultura del "aquí y ahora", en perpetuo cambio, culto a la novedad, excesiva cantidad de todo, tanto de objetos de deseo como de conocimiento, al igual que la velocidad aturdidora con que llegan los nuevos objetos y desaparecen los viejos.
Y también: La vida moderna líquida es un ensayo diario de la transitoriedad universal. En este mundo no hay nada destinado a perdurar, mucho menos para siempre. La modernidad líquida es una civilización de excesos, redundancia, desperdicio y eliminación de desechos.
Pero tampoco es que dé pautas sobre el cómo educar. Sí dice que en este mundo líquido, donde todo es tan transitorio, tan de usar y tirar, se podría tirar por el tercer nivel de educación de Bateson, que consiste en "enseñar unas aptitudes que permitieran desmembrar y volver a organizar el marco cognitivo predominante, o bien desecharlo por completo sin sustituirlo por un elemento de reemplazo". O, dicho de otra manera, "sólo las personas capaces de saltar de una oportunidad a otra, capaces de actuar en condiciones de incertidumbre, capaces de olvidar nociones que un día fueron importantes, pero que ahora son irrelevantes, sólo estas personas sobreviven y alcanzan el éxito (hasta nueva orden)".
Pero vamos, que no es que se aclare mucho una. Hay, ya digo, algunas ideas buenas, como la de que "hay demasiada información a nuestro alrededor. Uno de los talentos cruciales en la sociedad de la información consiste en protegerse uno mismo contra el 99.99 por ciento de la información que se ofrece y que uno no desea".
Y la de que "la educación es un proceso, no un producto".
También: "Nunca antes estuvimos en una situación semejante. Aún debemos aprender el arte de vivir en un mundo sobresaturado de información. Y también debemos aprender el aún más difícil arte de preparar a las próximas generaciones para vivir en semejante mundo".
Al final, si algo he sacado en limpio, es que no puedo educar a mis hijos basándome en cómo se articula hoy el mundo (a saber cómo funcionará esto dentro de 10 ó 20 años), pero tampoco en formas arcaicas (por lo poco útiles que demuestran ser; al decir arcaicas me refiero a las pedagogías de hace 100 años que se siguen manteniendo por tradición).
Mi tendencia ha sido, porque me gusta, la educación neoclásica, un estilo de hace siglos pero útil, que se puede adaptar a la forma de aprender de los niños, que se adapta a la edad, aplicando unas técnicas diferentes según los años del niño. Que, al contrario de lo que parece, los primeros años es rigurosa pero no excesivamente estricta. Que se basa en la palabra escrita, en leer, en pensar, en expresarse.
Así que yo voy a seguir con un estilo que me gusta, entrelazado con otros que también me son atractivos (el de Charlotte Mason, por ejemplo, o el basado en proyectos), porque "podemos confiar y esperar que nuestros hijos y estudiantes se comporten de manera distinta a la adoptada por la mayoría".
Nota: no todas las citas están tomadas al pie de la letra de los libros de Bauman, pero casi. No he cambiado el sentido de lo que dijo (creo).
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