30 de enero de 2014
Leyendo ahora
El brigadier sir Francis Cromarty a Fogg:
-¡Vaya! ¡Pero si es usted un hombre con corazón!
-En ocasiones -respondió simplemente Phileas Fogg-. Cuando tengo tiempo.
Viajando con Fogg y Passepartout por el mundo. Ahora, en India.
Ilustración de L. Bennet.
18 de enero de 2014
De la educación inicial de Tolkien
The schoolmaster's daughter, by James Sant
Hace poco leí una biografía de Tolkien, y esto es lo que se cuenta acerca de su primera educación:
Al no poder permitirse pagar a un tutor, Mabel Tolkien se encargó personalmente de la educación de sus hijos. Era una profesora capaz: tenía conocimientos de latín, francés y alemán y además sabía pintar, dibujar y tocar el piano. Desde el primer momento adviritió que su hijo mayor tenía aptitud para las lenguas. Su asignatura favorita era el latín, el sonido y la forma de cuyas palabras lo deleitaban tanto como su significado.
Las horas del día que no dedicaba a la educación de sus hijos, Mabel Tolkien se aseguraba de que tuvieran muchos libros para leer.
En otra parte:
Es evidente que nadie escapa a la influencia de sus lecturas. Si te pasas la vida leyendo libros y poemas de un mundo donde se honra a las mujeres, se las pone en un pedestal e incluso se las adora, donde las virtudes masculinas más importantes son el valor, la honestidad, el honor y la generosidad, al final llegas a pensar en estos términos (sin que eso suponga ningún perjuicio). Desde muy temprana edad, la dieta intelectual de Tolkien había sido exactamente ésa: las obras obras fantásticas de George Macdonald La princesa y los trasgos (1872) y La princesa y Curdie (1882), los cuentos de hadas recogidos por Andrew Lang en sus doce Fairy Books y su versión de la Saga de los Volsungos. Y luego, en la madurez, la corte de Arturo y los salones de Ásgard, la tragedia de Deirdre y los hijos de Usna y el amor de Pwyll y Rhiannon.
Ambos extractos son de Tolkien, hombre y mito, de Joseph Pearce.
Más en Paideia en familia, acerca de otra biografía de Tolkien.
17 de enero de 2014
Soroban
Hace unos días conseguimos, al fin, un ábaco japonés o soroban, en Dideco.
Siempre me han fascinado esos videos de niños japoneses calculando a velocidades supersónicas con este pequeño ábaco.
El soroban trae un manual de suma y resta. También puede descargarse este otro, más completo, en .pdf.