Leído en Bienvenidos a la Fiesta.
Tony Judt: «Me preocupa la enseñanza “progresista” de la historia. (…) Ha demostrado ser un grave error sustituir [la historia que se enseñaba antes] cargada de datos por la intuición de que el pasado era una serie de mentiras y prejuicios que necesitaban ser corregidos: prejuicios que favorecían a las personas de raza blanca o a los hombres en vez de a las mujeres, mentiras sobre el colonialismo o el capitalismo, o lo que sea».
Los nuevos enfoques, «supuestamente críticos, dirigidos —seamos generosos— a ayudar a los niños y estudiantes a formar sus propios juicios, son contraproducentes. Generan confusión más que perspicacia, y la confusión es la enemiga del conocimiento. Antes de que nadie —ya se trate de un niño o de un estudiante de postgrado— pueda entender el pasado, tiene que saber lo que ocurrió, con qué orden y con qué resultados. En cambio, hemos educado dos generaciones de ciudadanos completamente desprovistos de referencias comunes. A consecuencia de ello, pueden contribuir poco al gobierno de su sociedad. La tarea del historiador, si se quiere verlo de este modo, es proporcionar la dimensión del conocimiento y la narrativa histórica, sin lo cual no podemos ser un todo cívico. Si tenemos una responsabilidad cívica como historiadores, es esta»
Tony Judt con Timothy Snyder. Pensar el siglo XX (Thinking the Twentieth Century, 2012). Madrid: Taurus, 2012; 400 pp.; col. Taurushistoria; trad. de Victoria Gordo del Rey; ISBN: 978-84-306-0910-9.