25 de junio de 2012

Slow summer


Parece ser que el verano es una época para enlentecer y disfrutar del calor, los cambios de residencia (si se hacen) y la ausencia de obligaciones escolares. Personalmente las diferencias que suelo encontrar en verano es que trabajo más días que durante el resto del año (por el tipo de trabajo que hago esto suele ser así desde hace tiempo) y que se duerme con la ventana abierta (intentando que los ligeros vientos del norte entren y refresquen las noches).


Aunque practicamos el homeschooling year-round al menos estos últimos dos años, también hay una pequeña diferencia de intensidad en ello. Enlentecemos el ritmo. Hay materias que se han terminado hasta septiembre y nos quedamos con un suave ronroneo académico a base de lecturas y matemáticas, casi a diario.


El parque cercano a casa nos cobija muchos días. J empezará un curso intensivo de natación en unos días. Ya dijimos hasta dentro de un par de meses a la música y el inglés. Sólo algunos restos de historia o de apreciación artística y musical nos acompañarán hasta mediados de julio.

Por lo demás, el verano es una época para helados, disfrutar en la cocina, jugar en casa y en la calle, nuevos proyectos, visitas a la familia, celebración de dos cumpleaños... Disfrutamos del cambio en la rutina de casi todo el año y tomamos fuerzas para el nuevo curso que comienza en septiembre.


Más o menos lo que hacen tantas familias en el hemisferio norte.

Repara tu trineo en el verano y tu carreta en el invierno. (Proverbio armenio).

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