Si las madres pudiesen aprender a hacer por ellas lo que hacen por sus hijos cuando están sobrepasados, tendríamos hogares más felices. ¡Dejad que la madre salga a jugar! Si ella tuviera valor para dejar ir todo cuando la vida se pone demasiado tensa, y se tomara un día, o medio día, fuera en el campo, o con un libro favorito, o en una sala de arte contemplando con detenimiento y largamente dos o tres cuadros, o en la cama, sin los niños, la vida seguiría siendo más feliz para padres e hijos. La madre sería capaz de mantenerse en 'sabia pasividad', y no inquietaría a sus hijos con continuas interferencias, incluso de la mano o el ojo -ella los dejaría estar.
Charlotte Mason, volumen 3, p. 33-34
En una época en la que parece que se deja toda la responsabilidad de la educación (la académica y en muchos casos la no académica, los valores y modales) en la escuela, son admirables los padres que se preocupan y se involucran en la educación de sus hijos. No me refiero a los que hacen 'homeschooling', sino a todos los demás.
Pero no está de más recordar, que como personas que somos, los padres y madres también necesitamos seguir aprendiendo todo tipo de cosas, y tener momentos para nosotros, donde investiguemos, leamos, pongamos nuestras pasiones o aficiones en marcha. Así 'cargamos las pilas' y podemos volver con ánimo renovado a seguir con la dura (y gratificante) tarea de educar a nuestros hijos.
Sí, conviene recordarlo de vez en cuando. Todo fluye mucho mejor cuando los adultos nos sentimos serenos, descansados. Cuando podemos ejercer de adultos, vaya.
ResponderEliminarAi cuanta razón tiene esa mujer!! Yo necesito esos ratitos como agua de mayo si todo el mundo quiere que siga en mi sano juicio jeje
ResponderEliminar1beso
Lo de centrarse exclusivamente en los niños, olvidándose de uno mismo como adulto y persona independiente, es una filosofía de la crianza distorsionada, a mi modo de ver. No beneficia ni a padres ni a hijos.
ResponderEliminar1beso a las dos.