En general nuestra vida como homeschoolers es bastante tranquila. Se basa en unas rutinas diarias y semanales, de manera que hay pocas 'grandes variaciones' en ellas.
Una de estas rutinas es la de la vida social. Por ahí se lee a familias homeschoolers que van a múltiples actividades, hacen múltiples visitas a museos y sitios así, y quedan con otras familias... Aunque eso está bien, reconozco que me canso sólo de imaginar una vida tan ocupada.
Nuestras actividades fuera de casa son bastante limitadas, por decisión propia además de por las circunstancias familiares actuales.
Estas son algunas de las situaciones en que establecemos contacto con otras personas.
Solemos ir a la biblioteca cada semana o dos semanas. Vamos los niños y yo. Cuando ambos eran pequeños, digamos por debajo de 2 ó 3 años, me causaba ansiedad el que comenzaran a gritar o correr o que se les cayesen libros y los bibliotecarios me llamasen la atención. Lo cierto es que ambos hijos míos son relativamente tranquilos, pero son niños y esas cosas pasan.
Mi estrategia era ir a la biblioteca más tranquila y a horas en que supiese que habría pocos usuarios. Funcionó. Esto calmó mi ansiedad y ayudó a que los niños se familiarizasen con las bibliotecas desde recién nacidos.
También salimos al parque, bien sea con nuestras amigas, o solos. Últimamente vamos andando a las clases de música, atravesando el parque grande. Así establecemos contacto con la naturaleza. En vez de esperar el autobús en la parada y llegar a clase en diez minutos, caminamos por el césped, los niños bajan a toda velocidad una cuesta observados con angustia por su madre, cogen ramas y piñas, se asustan de los perros y se suben a las barras que el ayuntamiento ha colocado estratégicamente para que los deportistas hagan sus cosas de deporte.
No solemos quedar con otras familias homeschoolers. No tengo nada en contra de ellas (risas), sino que mientras Vina ha sido pequeña, me ha costado moverme en transporte público con ella. Sé que es una traba mental mía, así que tampoco voy a insistir. Sólo decir que es ahora cuando empezamos a contactar un poco más con otras familias, unas que hacen homeschooling y otras que no. Hemos conocido así a familias del barrio, pero también, gracias a internet, a otras blogueras: Maite, Eva, Noe, Silvia, Pilar y Kim, además de Paloma, que fue la primera mamá bloguera y que hace homeschooling con la que contacté.
También aprovechamos los recursos de la proximidad, como ir a pequeñas exhibiciones musicales que se hacen en el Conservatorio o en la Escuela de Música cercanos.
Pues estos son algunos retazos de nuestra vida social. Mientras los niños han sido pequeños, hemos establecido lazos con lo que tenemos más próximo -familia, amigos en el barrio, actividades cercanas. Todas ellas actividades que no supongan demasiado estrés para ninguno (cosa que a veces no ha sido posible, pero se hace lo que se puede).
A partir de ahora iremos ampliando la red de contactos. Tanto la madre como los hijos están preparados para ello, por edad y estado mental materno adecuado.
A ver si volvemos a vernos, entonces :)
ResponderEliminarYo aún no he superado esas trabas mentales del segundo, todo hay que decirlo.
un abrazo.
¡Qué bien, María! A ver si nos vemos ahora que ya estáis todos preparados =). A ver si llega prontito la primavera, los días son más largos y podemos quedar a menudo.
ResponderEliminarEs perfectamente comprensible lo que cuentas. La verdad es que yo, cuando los niños tenían 2-3 años, me sentía casi totalmente incapaz de ir a algún sitio sola con ellos. Me estresaba solo de pensar en desplazarme con dos bebés :S.
Muchos besos.
¡Hola María!
ResponderEliminarEn mi caso es cierto que con Oriol (que tiene dos añitos y poco) hay días en que me cuesta muuuucho quedarme en el parque o en la biblioteca.
Cuando Micaela (que ya tiene 7 años) quiere asistir a las sesiones de cuentacuentos, concretamente, procuro que alguien pueda estar con ella y yo me quedo fuera con Oriol. No siempre se puede hacer, pero es lo mejor en mi caso. Si no, al final, con mis nervios se ouede llegar a complicar mucho todo.
De todas formas, el entrenamiento va dando sus frutos, porque ahora Oriol ya empieza a repetir él solo que hay que estar callado en la biblioteca y sin correr por todas partes. Poco a poco...
Un beso,
:)
Je, je, gracias a todas por compartir vuestros sentimientos parecidos. Como no lo había comentado por ahí con otras madres creía que era una rareza mía.
ResponderEliminarSólo pensar en que el bebé comenzase a llorar en el metro o en un autobús lleno de gente, hacía que me entrasen sudores.
Y sí que espero que ahora la primavera nos permita más salidas con vosotras.
1beso a las tres.